Pan y Circo (blog de prueba inactivo)

El mundo y quienes lo componen nos influencian toda nuestra vida y por medio de casi todo lo que nos rodea. Las opciones que tomamos casi nunca son propias, sino que son impuestas por la cotidianidad ajena que se crea a nuestro alrededor.
Los ideales que poseemos se desintegran a medida que vamos creciendo, a causa de opiniones que logran hacernos renunciar a lo que amamos y anhelamos. Opiniones y críticas de quienes no nos entienden son las que siempre terminan ganándole a nuestros sentidos y mayores deseos.
¿Cuáles son estos factores que siempre están influyendo en nosotros y que deberíamos eliminar para hacer de nosotros lo que siempre quisimos?
La discriminación hacia otras razas, otras nacionalidades y opciones sexuales son un tema recurrente a la hora de referirnos a esta influencia que nos cuesta notar y por lo tanto, evitar. Pero también existe una discriminación que es aún más común pero también menos directa: la discriminación hacia otras especies.
¿Alguna vez te has preguntado cuales son los motivos porque comes animales la mayoría de los días y nunca has sentido un mínimo remordimiento? ¿A qué se debe este genocidio indiscriminado? A la cotidianidad precisamente. Le creemos todo a lo que nos dice la experiencia de otros. Le creemos a lo que nos dice la televisión y la mala información que recibimos directa e indirectamente.
Crees cuando te dicen que hay que comer carne porque aporte proteínas y es necesario para el buen desarrollo de tu salud y de tu organismo. Crees cuando te dicen que es parte de la cadena alimenticia y que por algo los leones matan a las gacelas.
Mentira. Como siempre hemos sido presa de lo ajeno. Las proteínas se obtienen directamente desde los vegetales, y la cadena alimenticia se basa en el instinto animal, y no en la capacidad de pensar que poseemos los seres humanos.
¿Será acaso que los seres humanos no tenemos realmente esta capacidad? Yo diría que cada vez la perdemos más.
La mayoría de los seres humanos en la actualidad somos viles discriminadores y somos cómplices día a día de los miles de asesinatos que se realizan no para que podamos alimentarnos mejor, sino porque es el sistema el que se alimenta de nuestas necesidades y sobre todo de nuestros bolsillos.
Amamos los animales, pero son la especie que más discriminamos. Todos somos especistas, todos somos animales. Nos asesinamos a nosotros mismos, matamos cada vez nuestros ideales, nos contradecimos a medida que nos alimentamos y vemos como todo pasa a nuestro alrededor y nos impedimos a nosotros mismos siquiera abrir la boca y decir que no estamos de acuerdo.
¿Estás de acuerdo con todo ésto? ¿Te agrada saber que en este mismo momento están asesinando a un pobre animal de la manera más cruel sólo porque ellos tienen la certeza de que en un par de horas más irás a proveerte de su sufrimiento?
Nosotros podemos más que ellos. Nosotros seremos la voz de los que no la tienen. Nosotros daremos gracias a lo que la naturaleza nos ha entregado y no dejaremos que crueles androides que se limitan a actuar porque se lo imponen nos involucren en sus matanzas diarias.
Dí no a la carne, dí que no al sufrimiento. Evoluciona.
Hazlo por tu religión, por tu amor, por tus ideales o por tu salud. Siempre es más saludable una dieta que se basa en proteínas y en vegetales que una basada en sangre y sufrimiento.



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Escrito por Cronopia